Hoy ha sido un día doloroso, nuestra rana de clase, la Rana Leo Don, ha muerto. Abordé la muerte de nuestra ranita como una oportunidad para inculcarles mecanismos sanos de afrontamiento, dotándoles de una base con la que abordar pérdidas similares a lo largo de sus vidas.

Cuando te enfrentes a esta situación, he aquí algunas estrategias para convertir esta triste experiencia en una importante oportunidad de aprendizaje:

Sé sensible a sus sentimientos y prepárate para aceptar todas y cada una de sus emociones. Algunos niños pueden expresar tristeza, mientras que otros son más curiosos. Pueden hacer preguntas que suenen insensibles; recuerda que, sobre todo si es su primera experiencia con la muerte, los niños pueden no tener contexto para lo que ha ocurrido. Intenta llegar al fondo de lo que preguntan. La permanencia de la muerte es difícil de entender para los niños pequeños, y pueden pedir ver o tocar el cuerpo para comprenderlo mejor. Es probable que los niños pregunten días, semanas o meses después dónde está la mascota, lo que podría volver a provocar esa tristeza.

Hemos utilizado la terminología correcta diciendo simplemente que Leo Don ha muerto. Una explicación precisa y breve ayuda a los niños a comprender lo que ha ocurrido. Utilizar frases como “está descansando” o “estaba enfermo” puede preocupar a los niños: ¿descansarán un día y no se levantarán? ¿Qué pasará la próxima vez que tengan un resfriado o un virus estomacal? Comunícalo también a las familias. Algunas familias pueden sentirse menos cómodas con estas discusiones que otras, y es probable que tengas diversas creencias espirituales dentro de tu grupo. Informa a las familias de lo que habéis hablado para que puedan añadir sus creencias y reforzar la comprensión de los niños en casa.

El duelo es un proceso difícil, pero el sentimiento de amor en nuestra clase nos permite a todos tener fuerza juntos mientras experimentamos la pérdida. Animar y facilitar las conversaciones de hoy ha sido duro, pero llevaremos a la ranita en el corazón.