Los niños crecen y se desarrollan a ritmos diferentes y hay muchos factores que pueden influir en el ritmo al que cada niño alcanza los hitos del desarrollo. Un niño que aún no domina una habilidad o tarea que otros niños de su misma edad sí dominan puede estar en proceso de desarrollo o sufrir un retraso. Si se sospecha que existe un retraso, puede ser importante trabajar con un pediatra o especialista para determinar si es necesario intervenir para apoyar el desarrollo del niño. Los cuidadores familiares deberían considerar la posibilidad de anotar sus observaciones sobre el desarrollo de cada niño o de utilizar una herramienta de detección o evaluación para seguir el desarrollo. Las observaciones y evaluaciones pueden ser útiles para los profesionales que determinan un retraso y planifican una línea de actuación.